La nuestra es una historia de nuevas fronteras, energía, entusiasmo, creatividad, audacia. Una historia de cruzar puentes, ejes y radios, cielos estrellados y nadar contra la corriente. Una historia de inmigrantes, una historia de yanquis de Connecticut, y californianos geniales, y habitantes de Chicago optimistas, de tejanos inconformistas y todo menos afables del Medio Oeste, y neoyorquinos amables y cariñosos, y cristianos católicos de todas las tendencias, formas y sensibilidades. Una historia con raíces antiguas y giros modernos. Emerge de una reunión innovadora en el Vaticano y de una pandemia devastadora y de los corazones y de las mentes de los agentes pastorales que desean ardientemente que los jóvenes adultos se enamoren y permanezcan enamorados de Jesús.

La parte institucional de nuestra historia es la siguiente: en 2016, la Asociación Nacional Pastoral Católica para Jóvenes Adultos (NCYAM), que había servido fielmente en el campo desde los principios de la década de 1980, discernió que era hora de cerrar sus libros para dejar que naciera algo nuevo. Se devolvieron sus bienes y su misión a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) para ver qué podía haber a la vuelta de la esquina. Luego, los obispos dieron el encargo a un nuevo grupo ad-hoc de líderes pastorales diversos y experimentados en el campo para elaborar un nuevo plan y lo nombró Equipo Asesor Nacional de la USCCB sobre la Pastoral con Jóvenes Adultos. Presidido por Nick Stein, el grupo comenzó su trabajo en el otoño de 2016 justo cuando “Hijos e Hijas de la Luz”, el documento de los obispos sobre el ministerio de jóvenes adultos, había cumplido su vigésimo aniversario. A través de muchas conversaciones, sesiones de planificación y eventos con líderes pastorales y jóvenes adultos durante los próximos años, el Equipo se unió en torno a la idea de un Instituto Nacional y presentó la idea inicial a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) en 2018.

Para hacer realidad este nuevo sueño, se creó un grupo de trabajo exploratorio ampliado, compuesto por representantes de más de 40 diócesis y organizaciones distintas, y con atención a la representación de la plenitud del catolicismo espiritual y culturalmente. Este grupo, que incluía mujeres y hombres laicos, obispos, sacerdotes y religiosos consagrados que trabajaban de manera corresponsable por el bien de los jóvenes adultos y quienes los sirven pastoralmente en todo el país, trabajó durante 2019 y luego durante el inicio de la pandemia mundial en 2020, navegando los nuevos desafíos y las nuevas realidades con flexibilidad y determinación. El 19 de agosto de 2020, el Instituto se incorporó como una corporación sin fines de lucro 501(c)(3) en el estado de Connecticut, bajo la bendición del obispo Caggiano de Bridgeport, y se estableció la Junta de Miembros original, con la Junta Directiva establecida poco después en 2021.

El próximo capítulo de nuestra historia es el más importante. ¿Nos ayudas a escribirlo?