El Instituto Nacional ha identificado tres cuestiones apremiantes e interrelacionadas:

  • Los jóvenes adultos (definidos como mujeres y hombres en la adolescencia tardía y en la veintena y en la treintena) siempre han expresado su deseo y su esperanza para mayor acompañamiento, formación y oportunidades para servir a la Iglesia y a la sociedad.
  • A la misma vez, la Iglesia ha expresado su deseo y su esperanza para mayor participación y discipulado de los jóvenes adultos. En medio de dichas esperanzas y expectativas se encuentran los agentes pastorales, desde obispos y párrocos a líderes laicos y voluntarios parroquiales, que prestan servicio pastoral a y con jóvenes adultos. Todos los agentes pastorales necesitan ser acompañados, apoyados con recursos y comunidad, y formados en las mejores prácticas de pastoral con jóvenes adultos.
  • No existía una organización o entidad formal que cumpliera con esta necesidad. No existía un “hogar” permanente a nivel nacional a donde los agentes pastorales pudieran acudir para el apoyo que necesitan. El Instituto Nacional Pastoral con Jóvenes Adultos podría responder a esta necesidad.

Responder a la realidad

  • La desafiliación creciente de jóvenes adultos de instituciones y comunidades es una cuestión mucho más compleja de lo que se esperaba y necesita de estudio y reflexión profundas.
  • Responder a dicha realidad es matizado y arraigado en las experiencias vividas por los jóvenes adultos de hoy y por tanto se requiere del estudio académico formal y de la colaboración. El Instituto Nacional Pastoral con Jóvenes Adultos respondería a esta necesidad crítica.
  • En este contexto, podemos declarar con confianza que la adultez joven y los mismos jóvenes adultos no son “un problema para resolver”, pero de hecho un momento de gran oportunidad para la Iglesia para crecer y encontrar a los “hijos e hijas de la luz”.
  • Dentro de todo, en lo bueno y lo malo, el Pueblo de Dios debe continuar caminando con los jóvenes adultos.

Ofrecer esperanza

  • La adultez joven es cuando se termina la educación formal. Es cuando se escoge una carrera profesional. Es cuando se casa. Es cuando se empieza a tener hijos. Es cuando se ingresa a la vida religiosa y al sacerdocio. Es cuando se toma un año sabático para servir en una misión. Es cuando se podría convertir en miembro de una parroquia. Es cuando se forma la identidad y se arraigan los hábitos de santidad.
  • La adultez joven también es una época cuando se termina la educación de forma prematura o cuando se lucha por encontrar una carrera profesional o empleo que resulte significativo. Con demasiada frecuencia es una época de relaciones rotas, divorcio o soledad.  Con demasiada frecuencia es una época cuando se lucha por sobrevivir, de desempleo o de subempleo y de identidad no formada. Con demasiada frecuencia es una época de alejarse de la Iglesia y de la fe cristiana. La buena noticia es que la Iglesia en el Siglo XXI está excepcionalmente equipada para acompañar a los jóvenes adultos a través de todo.